Edificio
de clara unidad plástica que Francisco Cabrero, dentro de la más
pura geometría, quiere recordar de inmediato la arquitectura
andaluza de todos los tiempos.
Un
volumen que se impone desde el principio es la forma alzada y prismática
del escenario. Un segundo elemento que destaca es el pórtico
que, rodeando y unificando exteriormente el edificio, busca arrojar
sombra sobre las fachadas sur, este y oeste, y a la vez significar cierto
orden representativo. Así mismo sobresalen el gran pórtico
del acceso principal sur, y los patios superiores, ajardinados y con
fuentes, desde los cuales se puede contemplar el Guadalquivir y la ciudad
de Sevilla.
El revestimiento exterior iría con cantería de mármol
blanco sobre panel de hormigón de 1,66 x 1,66 m, y en el interior
de los pórticos, azulejo con dibujo geométrico en azul
y verde claros sobre fondo blanco.